El primero de enero siempre ha sido, en mi familia, el día de comer las sobras del treinta y uno, de beber los restos de las botellas de alcohol que dejamos en la noche anterior, de recibir los abrazos de los vecinos que por estar borraros no llegaron al año nuevo, de salir a visitar las casas más lejanas de amistades antiguas y a mi abuela, que esta vez no encontramos por andar comiendo caldo de gallina en casa de una conocida; y de compartir al regreso con la familia más cercana y con los primos que vienen de lejos a desearnos prosperidad en este año que recién empieza...

Hoy pese a que todo sigue igual, y la tradición se mantiene, el ánimo no es el mismo; la familia y los amigos se reducen paulatinamente, creo que con el pasar del tiempo la tradición de esperar en familia las 12 de la noche, de recorrer las calles para buscar los abrazos, se reducirá a una noche frente al ordenador, en una vídeo-conferencia entre familiares y amigos dispersos por todo el mundo; y no es cuestión de tecnología, es asunto de necesidad. La búsqueda de estabilidad económica y una calidad de vida que te permita esperar en la parada de autobus sin ser victima de alguna falta de respeto a tu seguridad, ha hecho que lo que por tradición era para el venezolano común una necesidad tan imprescindible como el agua o el aire, como lo era la Familia, pase a un segundo plano...

Las últimas semanas del año pasado, me las pasé buscando el mejor destino al menor costo que soy capaz de cubrirme en un plazo de año y medio,  Perú es al parecer la mejor opción acorde a mis necesidades y capacidades, es un país andino con una cultura algo parecida a la Venezolana, y en donde probablemente me adaptaré con comodidad, o al menos eso espero... Salir del país cuando nunca se ha ido si quiera de tu propia ciudad hacia otro estado, es realmente una fuerte decisión, pero en estos momentos de crisis, cuando la administración pública del país no te da alternativas de mejorar la inflación ni de respetar tus opiniones, es preferible tomar una posición radical y buscar otros rumbos mientras se pueda...

Mi familia ha visto ir de a poco a sus miembros; primos en Estados Unidos (el destino más solicitado, al que no me interesa ir), o en República Dominicana, y amigos regados por todo el mundo ,en Argentina, ecuador, Alemania, España, Brasil, Colombia, UUEE, entre otros. Este año una gran parte de conocidos se irán dejando buenos recuerdos en estas tierras que se harán de extrañar, sobre todo los primeros de enero cuando uno retorne al pasado en las memorias, y recuerde de los abrazos que nos faltan por dar y que dejan un vacío.

La vida avanza muy rápido y si no te adaptas, te quedas atrás, la gente crece y evoluciona. Y no es que te dejan de querer, es que al subir las expectativas de vida, los lugares donde nacimos y crecimos se nos van haciendo pequeños; sobre todo en estos pueblos, que simulan países de américa del sur, donde el progreso es tan lento y donde a veces parece que nos hemos quedado estancados en la historia; al ver los diarios locales y darnos cuenta que tenemos los mismos problemas del siglo pasado y que no hay excusas para eso.

El Final de la tarde fue algo bastante familiar, un juego de bingo con unas primas que hacía años no veíamos y su bojote de hijas, como 5 bellezas infantiles que no pasan los 8 años. Tengo una debilidad por los niños, así que perdí todas las partidas del juego tratando en enseñarles los números y ha no ser egoístas, compartir y pasar un rato sin pelas entre hermanas...

En fin, esta es mi vida, una bastante aburrida y con retoques familiares a diario,  que le dan un sutil colorido de verdes y amarillos a mi historia, compartir con la familia es algo voy a extrañar si me voy, no hay nada más sabroso que decirle a mi madre con un abrazo cariñoso, "Tengo hambre" y que ella lo deje todo para darme de comer a sabiendas que puedo hacerlo sola, pero es una especie de necesidad de ser necesitado y necesitar que corresponde creo que con todas las familias unidas del mundo...


JHANOAYRA BB 2011
ACOSTUMBRÁNDOME A ESCRIBIR 2 UNOS...